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viernes, 27 de noviembre de 2009

ME LO LLEVO

Queridos “no lectores”, el escrito de hoy viene cargado de magia, ilusión y colorines, preparado para que recodéis aquellos maravillosos años, que reviváis vuestra más tierna infancia. ¿Os voy a poner dibujos animados o a preguntaros si habéis sido buenos este año? No (ya sé que no habéis sido buenos, ja). Eso lo dejo para más adelante. Pero sí os voy a aconsejar que empecéis a pensar en qué juguete le vais a pedir a los Reyes Magos, que se nos echan las fechas encima y ¡hay que mandar la carta! A estas alturas, ya pensaréis que lo mío es de manicomio de por vida, probablemente, estáis en lo cierto (¿loca yo? claro, y Papá Noel son los padres, ¿no? Ja ja) pero, hablando en serio, ¿os habéis fijado en la cantidad de anuncios de juguetes que se emiten cada día por televisión? ¿Y la de revistas y catálogos del “TOYS ´R´USH” y “Juguettos” que aparecen en el buzón cada año? Que el otro día abrí el buzón, y cogí un libraco de estos, tan grande, que creí que era ¡la guía telefónica! Sé que estas cosas las ha habido siempre, pero no recuerdo que, cuando era pequeña, esto empezara tan pronto, ¡ni que hubiera tantas cosas! Lo que no entiendo, es cómo tienen tanta imaginación, ¡si ya no queda nada por inventar! Que la “Barbie” ha salido ya con ¡todos los trabajos posibles! (Así tiene la crisis de identidad que tiene…) Solo falta la “Barbie parada”, con puerta del INEM incluida. Y, en realidad, me parece bien, que la gente haga lo que quiera, cada uno a lo suyo, claro está, pero no creo que ponerles los dientes largos a los niños sea la mejor idea de sacar beneficios. Me explico. Una buena idea de marketing y publicidad es importante, sí, una muestra de ello es la avalancha de anuncios, pero, el hecho de que los niños los vean, los quieran y los pidan en la carta de Navidad, no quiere decir que vayan a vender más, sobretodo, con los precios por las nubes. La crisis asola el mundo y, en este país, la hemos pillado “con ganas”; las cifras de parados son abrumadoras, la gente se queda en la calle, sin un puto duro, con familia… Vale que, en tiempos así, se necesita tener buen ánimo y todo el rollo, pero también hay que tener un poco de consideración, y dejar de intentar chupar la sangre a la gente por un momento. Los niños son niños, y no entienden el por qué no reciben sus regalos por Navidad, y tampoco tienen que entenderlo. Es trabajo de los demás el procurar no ponerles la miel en los labios sabiendo que, la mayoría, no tendrán lo que quieren. Y tampoco estaría mal ponérselo más fácil a los padres rebajando los precios antes del 5 de Enero, pero claro, la pasta es la pasta, ¿no?

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